25 de abril de 2012

A un mes de Benedicto XVI en México

Autor: Navegando entre ideas

El tiempo pasa. Hace un mes, del 23 al 26 de marzo, el Papa Benedicto XVI visitaba México.

Para muchos fue una experiencia vivida en primera persona. Estaban allí, cerca del Papa. Lo veían, lo oían, lo aplaudían.

Como un pequeño recuerdo ofrecemos aquí estas líneas escritas por una de las personas que tuvieron la dicha de ver al Papa:

“Le comento brevemente que, gracias a Dios, sí fui a ver a Su Santidad Benedicto XVI. Fue una experiencia hermosisima, muy enriquecedora, rompió todos los estigmas que la gente y prensa ignorante le adjudicaron y calló muchas bocas con una personalidad y actitud humilde, cordial, sencilla y alegre.

Fue muy amigable y con una sabiduría, inteligencia y diplomacia impresionantes.

En sus entrevistas, discursos diplomáticos, homilías y mensajes a la gente, él y su comitiva realmente le dieron cátedra a la prensa.

Se fue muy contento y lo dijo, nadie lo ha recibido como aquí en México. Rompió varias veces el protocolo por acercarse a la gente. Un día terminando de cenar, salió sin discurso preparado a saludar a la gente y habló en forma espontánea, en italiano y le fueron traduciendo. Fue realmente muy conmovedor y emotivo.

Su mensaje de despedida fue muy cálido, como el de un amigo que se va pero que estará cerca de nosotros en el recuerdo y en la oración.

Sus homilías, como siempre, intensas, pero a la vez cálidas, dándonos esperanza, apoyo, solidaridad y animándonos a ser firmes y fieles a nosotros, desde luego en Cristo. También nos dejó tarea por hacer. (…)

[Ojalá] que el halo de santidad, espiritualidad, caridad, esperanza y amistad que dejó su visita en México se expanda por el mundo. Que el mundo sepa por boca de católicos, la enorme bendición que tenemos de contar con él en estos tiempos. Debemos orar mucho por él y apoyarle. Vino en nombre del Señor y Dios no se equivoca”.

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