27 de junio de 2016

Una sutil forma de dominación



Autor: Max Silva Abbott

Uno de los aspectos que más me preocupa como profesor universitario es la escasa, por no decir casi nula, formación histórica que poseen la gran mayoría de los estudiantes, al punto que no son capaces de identificar sus grandes procesos ni menos aún ubicarlos en el tiempo.

Así, y por poner un ejemplo, el fenómeno de la Guerra Fría les es prácticamente desconocido, siendo que terminó poco antes que nacieran y que no es posible comprender la historia del siglo XX al margen de ella. Sin embargo, es casi como si no hubiera existido y al preguntarles por la misma, su respuesta se parece mucho a un encefalograma plano.

13 de junio de 2016

Animales y personas



Autor: Max Silva Abbott

Los recientes debates y reacciones, incluso furibundas que ha generado el sacrificio de animales en los zoológicos de Santiago y de Ohio (en el primero, de leones para salvar a un sujeto enfermo que se metió a la jaula para suicidarse y en el segundo, un gorila, al haber ingresado un niño a su recinto), muestran muy a las claras los profundos cambios que está sufriendo la mentalidad occidental, al menos la de mucha gente.

En efecto el solo hecho que se critique, y a veces duramente el obrar del personal de seguridad de ambos recintos, pese a haberse seguido todos los protocolos prestablecidos, quienes se vieron en la extrema necesidad de matar a estos animales para salvar la vida de personas, son muestra de esta profunda mutación. Mal que mal, en el fondo de estas críticas subyace el considerar más importante a los animales sacrificados que a las personas salvadas, que además, en ambos casos no eran responsables por lo que hacían y se exponían a una muerte segura.

6 de junio de 2016

Envenenadores de almas



Autor: Fernando Pascual

Hay venenos que huelen mal, que actúan rápidamente, que matan en pocos minutos. Otros venenos se dosifican poco a poco, penetran lentamente, hieren a la víctima sin que perciba lo que está ocurriendo en su organismo.

También en el mundo de las almas hay venenos. El más terrible, el más destructor, el más trágico, es el pecado mortal. Junto al mismo también hay pecados “pequeños”, o apegos obsesivos, o ambiciones mal controladas, o ideas erróneas, que poco a poco envenenan el alma, hasta apagar el entusiasmo, la alegría, la fuerza del Espíritu.