Autor: Rodrigo Fernández de Castro de León
Cuando era pequeño mi deporte favorito era el fútbol.
Recuerdo una ocasión que estábamos jugando un pésimo partido de un torneo. Era
el medio tiempo e íbamos perdiendo por tres goles. Estábamos enojados entre nosotros,
discutiendo sobre si la culpa era de la cancha, del árbitro, de la temperatura,
del horario del partido... El entrenador simplemente nos escuchaba mientras nos
miraba.
Cuando todos quedamos en silencio, el entrenador tomó la
palabra y nos preguntó: «¿No creen que la causa sea más profunda? ¿No creen que
lo que necesitamos discutir es sobre qué tal va nuestro compañerismo, nuestra
confianza en los compañeros, nuestra capacidad de reponernos ante el fracaso?».
Y así fue dirigiendo una discusión entre nosotros sobre temas más importantes.
Todos pudimos decir lo que pensábamos. Al final entre todos nos motivamos y
salimos a la cancha para el segundo tiempo con una renovada actitud.