Autor: Fernando Pascual
Las prisas dañan. Arrastran a tomar decisiones imprudentes. Fuerzan a hacer rápido y mal lo que merece atención. Provocan olvidos, errores, desorden.
Hay que ir a las raíces de las prisas. ¿Por qué hacemos algo de modo apresurado?
Una respuesta espontánea lleva a decir: porque tenemos poco tiempo. Lo cual vale para muchos casos, pero no para otros.
En ocasiones actuamos con prisas cuando tenemos un deseo muy grande de hacer algo que consideramos importante o interesante, y queremos terminar cuanto antes lo que nos parece poco atrayente.