Autor: Fernando Pascual
Usamos como moneda frecuente palabras que implican perfección o
imperfección, mejoras o empeoramientos, éxitos o fracasos.
Cuando profundizamos en la palabra perfección, podemos encontrar
matices que sorprenden. Porque perfección implica que algo tiene cualidades que
quizá no tendría.
Un vaso de agua. Tiene color, tiene forma, tiene consistencia... y
tiene una grieta. Es imperfecto. No sirve para beber tranquilamente agua
fresca.