17 de septiembre de 2018

Simplificaciones que anestesian


Autor: Fernando Pascual

Lo sencillo se comprende fácilmente. Lo complejo opone fuertes resistencias incluso a las mentes más perspicaces.

Por amor a lo sencillo, hay quienes inventan alternativas más o menos ingeniosas con las que creen haber encapsulado lo que ocurre en nuestro mundo lleno de misterios.

Pensemos un ejemplo. ¿No dimite un presidente de un país en grave crisis económica? El simplificador lo acorrala en una alternativa que, para él, sería indiscutible: o es un pérfido, o es un ingenuo que espera seguir en el poder. En el primer caso, busca dañar a su país. En el segundo, no se da cuenta de que hasta sus amigos ya piensan en cómo defenestrarlo.


Pero si uno no es simplificador, tendrá la mente abierta a más posibilidades. Quizá el presidente no dimite porque ha encontrado una solución y necesita tiempo para madurarla y ponerla en marcha. O porque su mismo partido no sabe a quién escoger como alternativa. O porque el partido de la oposición tiene un candidato que llevaría al estado a una situación mucho más grave...

Reconocer lo compleja que es la realidad puede cansarnos. Lo más fácil es declarar que sólo existe una causa, o muy pocas, y arremeter con un juicio simplificador contra la persona o las personas que uno desearía que desaparecieran de la escena cuanto antes. No nos damos cuenta de que entonces las simplificaciones anestesian nuestras mentes y nos impiden ir más a fondo a la hora de observar el mundo en el que vivimos.

Una simplificación puede ser el resultado de un corazón precipitado, de una voluntad llena de rabia, o de una pereza patológica. Y no podemos negar que los motivos de las simplificaciones pueden ser mucho más numerosos, si no queremos que están líneas caigan en el defecto que denuncian...

Lo hermoso de la inteligencia humana consiste, precisamente, en su capacidad de superar las simplificaciones, de abrirse a más hipótesis, de analizarlas serenamente, de buscar los pros y los contras de las distintas perspectivas. Sólo así podremos mejorar los diagnósticos y proponer, con una actitud disponible al diálogo, soluciones más adecuadas a la complejidad de las situaciones en las que se desarrolla nuestro existir terreno.

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