Autor: Fernando Pascual
Existen virus para los cuerpos, y existen virus para las almas.
Los daños de los virus del cuerpo son enormes, sobre todo cuando no se encuentran terapias ni vacunas, y cuando la difusión se produce con rapidez sorprendente.
Los daños de los virus del alma son también graves: calumnias, odios, envidias, avaricias, aficiones excesivas al placer o al juego se difunden por el mundo y hacen sufrir a millones de personas.
Si resulta importante detectar, prevenir, curar y vacunar ante los virus del cuerpo, también es importante actuar con firmeza cuando empieza a difundirse un virus que lleva al pecado.