Autor: Fernando Pascual
Hay diversos modos en los que el aborto puede ser visto como
discriminatorio. Uno consiste en esos miles de abortos que se cometen para
impedir que nazcan hijos considerados como “peores” porque no encajan con los
deseos de sus padres.
Así, hay parejas, o mujeres solas, que piden el aborto cuando
saben que el embrión o feto es femenino. No quieren una hija, sino un hijo.
Incurren, por lo tanto, en una discriminación contra las mujeres, a las que ven
como “peores” respecto de los varones.
Otras parejas, o mujeres solas, piden el aborto cuando el hijo tiene defectos genéticos. En algunos países del mundo el aborto casi sistemático de hijos con síndrome de Down se ha convertido en algo rutinario, porque a esos hijos se les considera, usando una expresión que repite el Papa, como material de desecho.