Autor: Fernando Pascual
La mentira dispone de un ajuar muy amplio de posibilidades. Una consiste en mezclar datos verdaderos y datos falsos, hechos concretos e interpretaciones arbitrarias, aspectos reales y exageraciones.
Pensemos,
por ejemplo, en un debate sobre el aborto. Alguien dice que en su país mueren
cada año miles de mujeres por culpa de los abortos clandestinos. Sabe que
exagera, miente a propósito para impresionar a los oyentes y promover así la
legalización del aborto.
Si alguno le objeta que miente, que no mueren miles de mujeres, pues las estadísticas sanitarias del país constatan que al año mueren unas 300 mujeres por situaciones relacionadas con el embarazo (incluyendo el aborto), el mentidor responderá: “aceptemos que no son miles, pero no podrás negar que el problema existe y que mueren mujeres por culpa del aborto clandestino”.