Autor: Michael Ryan Grace
Fuente: Catholic.net
Creo que es uno de los consejos más sabios que se puede dar a una persona casada. ¡Cuánto sufrimos por exigir a los demás lo que no pueden o no quieren dar! En el matrimonio es importante no soñar con una situación perfecta sino hacer lo mejor que se puede con lo que se tiene.
* Me gusta ser puntual y le doy mucha importancia, ya que siento que uno debe ser formal con los demás. Como los dos trabajamos, cuando tenemos que salir es común que no tenga tiempo para arreglarse. Un viernes nos invitaron a una cena unos amigos muy cercanos y yo quería llegar muy puntual. Desde las 6 de la tarde le pedí que se preparara, pero se puso a hacer cosas de la casa y, lógico, se le hizo tarde. Lo que no me gustó fue que no le diera importancia a lo que a mí me interesaba.
Las cosas que "molestan" son muy diversas de una pareja a otra porque la sensibilidad de cada persona es diferente. Lo que para unos crea un problema, para otros no. Como ya hemos dicho, esto depende de muchos factores: de la sensibilidad, de la educación, de la forma de ser, de las experiencias anteriores, etc. etc. Puede depender también de la edad o de los años de matrimonio.
* Rara vez nos enfadamos. En las ocasiones en que sí ha sido por un momento de cansancio o por estar pasando por un período fisiológico especial (por ejemplo, la cercanía del ciclo menstrual) lo que nos ha impedido obrar como gente razonables. Luego se dan motivos adicionales: un viaje mío con los amigos, la compra de algo superfluo por parte de cualquiera de los dos, problemas de mantenimiento de la casa, diferencia de opinión sobre algún aspecto de la educación, comentarios sobre los parientes políticos.
Cada pareja tiene que aceptarse como es y no estar soñando. Esta es mi esposa, este es mi esposo. No debo estar comparando con mi cuñado, con mi vecino, con tal amistad. Así es como hay que madurar. A veces las personas pueden ser difíciles -como se narra en el siguiente caso- pero hay que luchar por sacar lo mejor de ellas.
* Para mí la última gota es su actitud ante la vida. No ser feliz con nadie ni con nada.
Quisiera comentar una distinción que es útil conocer. La diferencia entre "herir" y "doler". En todos los casos que hemos aportado podemos ver cómo el incidente aislado de que hablan los esposos no tiene, de ordinario, mucho peso. Por eso parecen “tonterías”. Pero hemos dicho que nunca hay que menospreciar esas “tonterías” porque si fueron capaces de molestar entonces tienen importancia.
Pero hay molestias y molestias y, por eso, hacemos aquí esta distinción entre "doler" y "herir". Ciertas situaciones pueden simplemente doler, sin herir. Por ejemplo un regaño, un amigo me dice verdades duras, una discusión acalorada, un enfado. Todo esto nos puede doler, pero sin herir. Aunque la línea entre "doler" y "herir" es muy personal y puede cambiar de un caso a otro, sin embargo todos sabemos hacer la diferencia. Normalmente la herida se conoce por la profundidad del dolor. Es como un puñal afilado que penetra en el alma y deja su marca. Es una señal de que ha habido una herida cuando después se siente un distanciamiento, cuando ya no se tiene confianza para contar los sentimientos más íntimos, cuando se busca evitar la compañía, etc.
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