10 de enero de 2022

Estrategias dictatoriales

Autor: Fernando Pascual

Las dictaduras existen no solo cuando un hombre fuerte asume todo el poder, sino cuando, bajo apariencias democráticas, se ponen en marcha estrategias orientadas a aumentar el poder de algunos grupos y a dañar los derechos fundamentales de la gente.

Entre esas estrategias dictatoriales se pueden señalar las siguientes. La primera está muy presente en el mundo así llamado democrático: partidos o coaliciones de partidos no alcanzan el 50 por ciento de los votos pero imponen a toda la sociedad programas de gobierno y leyes que no son queridos por la mayoría.

La segunda es la que busca controlar los medios informativos a través del nombramiento de dirigentes y elaboradores de contenidos que favorezcan la ideología de los partidos gobernantes y exalten sus decisiones como benéficas, aunque no lo sean.

La tercera lleva a aprobar leyes y decretos, algunos bajo la apariencia de “urgencia” o de “necesidad social”, sin dar tiempo al necesario debate en los parlamentos y en aquellos otros ámbitos donde sería posible escuchar, realmente, el parecer de la sociedad.

La cuarta se orienta a controlar a los jueces. Los gobernantes o legisladores nombran a aquellos que son afines, marginan a los “diferentes”, critican las sentencias que no son favorables, aplauden aquellas que premian “a los nuestros” y castigan “a los otros”.

La quinta consiste en conseguir fondos privados o públicos para promover a los medios informativos, asociaciones, instituciones académicas y otras realidades que difunden la ideología de los partidos al poder y que atacan sistemáticamente a los grupos de opositores.

La sexta no se da siempre, pero sí con cierta frecuencia. Quienes desean aumentar su poder, se someten a la agenda de organismos internacionales, de bancos mundiales, y de personas y grupos internacionales de poder, para contar con su apoyo al aplicar sus consignas, y así se mantienen tranquilamente en sus cargos.

La lista podría ser mucho más larga, pero hay elementos comunes que caracterizan a las estrategias dictatoriales: la búsqueda del control del poder, la denigración sistemática de cualquier opositor, y el desinterés hacia el bien común, porque se busca prevalentemente alcanzar los objetivos del propio grupo.

Frente a este tipo de actuaciones, quienes de verdad defienden los derechos fundamentales de todos los seres humanos, desde antes de su nacimiento hasta la vejez, promoverán modos limpios y eficaces para neutralizar a los dictadores (aunque se vistan con apariencias democráticas) y para abrir caminos que tutelen la justicia y la sana libertad de todos.

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