11 de julio de 2022

Dos tipos diferentes de pluralismo

Autor: Fernando Pascual

Con frecuencia el término “pluralismo” se usa como si tuviera un único significado, o un significado aceptado por la mayoría.

En realidad, hay diversos modos de entender el pluralismo, y hay diversos tipos de pluralismo. Ponemos ahora la mirada en dos de esos tipos.

El primer tipo de pluralismo surge desde dos polos: la complejidad del mundo en el que vivimos, y los límites del conocimiento humano.

Ya la filosofía griega antigua reconoció lo difícil que es conocer nuestro mundo. En el famoso “Timeo” de Platón, las teorías y explicaciones sobre el mundo físico son presentadas como algo provisional, porque faltan datos y porque nos cuesta observar bien los fenómenos.

Igualmente Aristóteles, al explicar algo tan complejo como el mundo de las abejas, elaboraba diversas teorías para añadir, al final, que el tema no era suficientemente conocido y que hacía falta acoger nuevas observaciones, que son las que tienen un papel determinante para comprender mejor las cosas.

La continua interacción entre un mundo complejo y los problemas observacionales del ser humano explican lo que hemos denominado el primer tipo de pluralismo: la sucesión o la coexistencia de muchas teorías y explicaciones sobre los fenómenos.

Es decir, a la hora de hablar sobre nuestro mundo, el pluralismo de propuestas refleja que hay muchas maneras de ver las cosas, de interpretar los datos. Al mismo tiempo, algunos dan más relieve a unos aspectos, otros destacan aspectos diferentes, y así conviven discursos que en algunos puntos pueden ser complementarios y mutuamente enriquecedores, mientras que en otros resultan incompatibles.

Junto a este primer tipo de pluralismo, que tiene importantes elementos positivos, existe otro pluralismo que se basa en prejuicios, mentiras, descalificaciones, condenas injustas.

Ese pluralismo lleva a algunos a asesinar al adversario político al ser considerado como enemigo de la clase (en algunos sistemas comunistas), o de la raza (en la Alemania nazi y en otros pueblos racistas), o a aceptar el aborto selectivo (en muchos países que se consideran democráticos), mientras que otros defienden la idéntica dignidad de los seres humanos.

La enumeración anterior destaca ese pluralismo negativo, en el que unos tienen una opinión sobre la dignidad humana que permite ciertos asesinatos, y en el que otros tienen otra opinión sobre esa dignidad en la que todos los inocentes deben ser respetados.

Salta a la vista que este segundo tipo de pluralismo es negativo. En algunos casos, lleva a promover intolerancias agresivas y actitudes violentas, como las que han llenado de sangre tantas páginas de la historia humana.

Por lo tanto, en vez de hablar de pluralismo en singular, hay que hablar de pluralismos, en plural (con perdón por la redundancia). Un pluralismo será dañino si discrimina arbitrariamente a los seres humanos, si suprime la justa libertad de pensamiento y de palabra, si trabaja por imponerse sobre otros puntos de vista que son plenamente legítimos.

En cambio, un pluralismo será bueno si permite un sereno debate entre los seres humanos, si promueve un mayor interés por el estudio y la observación de los datos, si permite el diálogo desde perspectivas diferentes a la hora de observar el mundo complejo en el que vivimos, si está unido a una sana apertura de mente, hacia la realidad y hacia los otros.

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