23 de abril de 2018

Lugares con nombres tristes


Autor: Álvaro Correa

Una persona feliz ilumina los caminos que recorre en este mundo. Ahora bien, parece que el nombre de ciertos lugares nos dice que personas poco felices han dejado una huella profunda.

Con el pasar del tiempo se diluyen los detalles de lo ocurrido, pero nos quedamos con el nombre del lugar y lo vamos pasando de mano en mano, a modo de referencia, algo así como unas pinzas de tendero para sujetar un pedazo grisáceo de historia pasada.

Y resulta que, esparcidos por el mapa, encontrarmos lugares, incluso muy hermosos, paradisíacos, que han sido bautizados con nombres tristes.


He aquí algunos ejemplos: “Cañón del fracaso” en Samak, Utah (USA), “Fin del mundo” en Aylesbury (Reino Unido), “Playa del asesinato” en Heyward Point (Nueva Zelanda), “Playa del divorcio” en Cabo San Lucas (México), “Isla del terror” (Japón) e “Isla Masacre” en Ontario (Canadá), entre otras.

No es agradable investigar en la razón de cada nombre. Pensándolo fríamente, si la mancha de cada desvarío humano diese nombre al lugar donde se efectúa, ¿qué ángulo del mundo quedaría limpio?

Aquí, mejor que nunca, conviene volver la mirada al cielo para sentirse abrazados por la misericordia de Dios, pues, “donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Rom 5,21).

Más bien, pensemos en que nuestra vida santa pueda dignificar este mundo y regalar nombres bellos a sus paisajes.

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