Autor: Álvaro Correa
Vivimos en un mundo repleto de sorpresas. Es posible que la historia de los
descubrimientos llegue a ser tan larga como la de la misma humanidad.
En esta década un grupo de investigadores brasileños, dirigido por Valiya
Mannathal Hamza, descubrió que a 4 kilómetros debajo del colosal Amazonas
discurre otro río subterráneo de proporciones similares, es decir, 6,800
kilómetros.
En honor a los descubridores, el río asumió el nombre de “Hamza”. Ahora
bien, dado que éste último fluye muy lentamente, 50 metros en el arco de un
año, los científicos se cuestionan si se trata o no de un río en sentido
estricto.
Bien, dejemos a ellos los detalles y nosotros acojamos esta nueva maravilla
dando gracias a Dios por la grandiosidad de su creación. Por ahora es imposible
que descendamos a esas profundidades para darnos un chapuzón en las aguas
serenas del Hamza.
Algo más al alcance de la mano es que la gracia de Dios nos permite conocer
e iluminar las motivaciones profundas que suscitan nuestras decisiones.
Cada uno de nosotros experimenta el fluir de corrientes internas, en lo más
hondo de nuestro ser, que suscitan pensamientos y sentimientos muy diversos. Y,
por ello, pasamos la vida entera buscando darles el cauce debido para que
discurran según el proyecto divino para que cada quien.
Tengamos paciencia, seamos perseverantes y roguemos a Dios que nos ayude a
descubrirnos a nosotros mismos como imagen y semejanza de Él.
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