21 de mayo de 2018

Dios y el mundo creado


Autor: Fernando Pascual

Los males y "defectos" que muchos encuentran en el mundo parecerían poner serias dificultades para admitir la existencia de Dios.

Si Dios existiese, nos dicen algunos, sería bueno y sería inteligente. Por lo mismo, ¿por qué no hizo un mundo sin tanto dolor, sin tantas injusticias, sin tantas imperfecciones?

La pregunta lleva a otros a negar que Dios exista: la situación defectuosa del mundo en el que vivimos no sería compatible con la aceptación de Dios como alguien real.


Pensar de esta manera está unido a una serie de presupuestos que generan nuevas preguntas y no pocas dificultades.

El primer presupuesto consiste en suponer que nosotros sabemos cómo tendría que ser el mundo para alcanzar cierto nivel de perfección y evitar tantos defectos.

El segundo es más problemático: imaginar que si el mundo hubiera sido hecho según la inteligencia humana habría sido mucho más perfecto.

Los dos presupuestos, sin embargo, chocan fuertemente con la experiencia y la historia. Porque los hombres no somos tan inteligentes como desearíamos; y porque muchas veces actuamos de modo injusto, arbitrario, incluso malvado.

Entonces, ¿de dónde surge el deseo de vivir en un mundo mejorado? ¿Por qué no estamos contentos con lo que nos rodea?

Algunos dirán que se trata de gustos personales. Otros, por motivos diferentes, acogerían el mundo así como es, como si fuera absurdo acusarlo de imperfecciones.

Esta segunda respuesta permitiría suponer que el mundo es compatible con la existencia de Dios, porque no podríamos reprocharle una imperfección que no sería motivo de escándalo.

El tema es complejo y hay diferentes modos de afrontarlo. Lo que resulta claro es que Dios no solo ayuda a comprender el origen del mundo en sus miles de articulaciones, sino que además permite encontrar un fundamento para nuestra inteligencia y nuestra capacidad de amar, facultades que están orientadas hacia la búsqueda de la perfección y del bien que deseamos en lo más íntimo de nuestro corazón.

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