14 de mayo de 2018

Un libro sorprendentemente actual


Autor: Navegando entre ideas

Aunque fue escrito hace varias décadas, el libro de John Senior, La muerte de la cultura cristiana, conserva una actualidad sorprendente. Reproducimos ahora unos breves párrafos de esta obra:

Este ensayo no pretende probar que el modernismo existe sino, constatando de inmediato el hecho obvio de que lo hace, analizar dos de sus características esenciales, entrelazadas y recíprocamente causadas. No meros aspectos del modernismo, sino las válvulas mismas de su corazón: la artificialidad y el sensacionalismo. La clarificación de estos términos, si no su definición, será expuesta junto a su aplicación.


Con el debido respeto a sus fracasos –porque parece estar fallando ahora– el triunfo de trescientos años de civilización occidental ha sido, desde el punto de vista de las ideas, la filosofía llamada con vaguedad realismo o filosofía perenne, debido a que ha sobrevivido a muchas estaciones. Puede sintetizarse en una oración: lo real es lo que realmente es; o en una palabra: es. La austera fórmula escolástica lo define como: “Demonstrationis principium «quod quid est»” (el principio de la prueba es “lo que es”). O en otra: “Veritas sequitur esse rerum” (la verdad se sigue de la existencia de las cosas).

De acuerdo con esta idea, el principio de todas las cosas es “ser”. “In principio erat Verbum”: en el principio era, no la Palabra, sino el Verbo, al cual se reducen en última instancia todos los verbos y sustantivos. “Yo soy el que soy”, dijo Dios.

El texto capital de la filosofía es el de Aristóteles, que sintetiza a Sócrates, Platón y todos los realistas anteriores y siguientes; simplemente el capítulo más importante en la historia de la metafísica:

«Es imposible que el mismo atributo pertenezca y no pertenezca al mismo sujeto, en un mismo tiempo y bajo la misma relación [...] Este principio, decimos, es el más cierto de los principios [...] No es posible, en efecto, que pueda concebir nadie que una cosa exista y no exista al mismo tiempo…»

Todo esto no es más que simple sentido común elevado a la perfección filosófica. Es la primera reacción de la mente normal ante el mundo: conocer lo que existe. Antes de reflexionar, esto es, “volver” su atención a sus propios procesos mentales y sectoriales, un hombre simplemente mira, oye, huele, degusta, toca y afirma su existencia.

No “cogito ergo sum”; sino “Aliquid est, intelligo, ergo sum et ergo cogito”. Algo existe y lo sé, luego sé que existo y pienso. El pensar se sigue del existir; no crea las cosas.

Como dice Aristóteles, cualquiera que niegue esto, niega su propia negación. Haz cualquier afirmación y habrás afirmado la existencia de lo que sea que hayas dicho, sea posible o real. El hombre que dice: “esta mentira es verdad”, o no ha mentido o no ha dicho la verdad. No ha dicho nada.

[…] George Orwell, él mismo un modernista en su última etapa, criticó mucho más que el socialismo en su obra 1984: «Era como si alguna enorme fuerza te prensara: algo que penetraba dentro de tu cráneo, presionando tu cerebro, atemorizándote más allá de tus creencias, persuadiéndote casi a negar la evidencia de tus sentidos. Al final el Partido anunciaría que dos más dos son cinco, y habrías tenido que creerlo. Era inevitable que hicieran algo así tarde o temprano; la lógica de su posición lo mandaba. No sólo la validez de la experiencia sino la misma existencia de la realidad externa era tácitamente gobernada por su filosofía. La herejía de las herejías era el sentido común [...] El Partido te decía que rechazases la evidencia de tus ojos y tus oídos. Era su orden final y más esencial [...] ¡Y él estaba en lo cierto! Ellos estaban equivocados y él no. Lo obvio, lo tonto, lo verdadero, debía ser defendido. Las verdades son verdaderas, ¡aférrate a eso! [...] Las rocas son duras, el agua es húmeda, los objetos sin soporte caen hacia el centro de la tierra. Con el sentimiento [...] de que estaba fijando un axioma importante, escribió: “La libertad es la libertad de decir que dos más dos son cuatro”. Si eso está permitido, todo lo demás se sigue de eso».

(El libro se puede descargar gratuitamente desde este enlace:

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