16 de julio de 2018

Superar dificultades


Autor: Álvaro Correa

¿Existirá algún hombre que no haya tenido dificultades? Es demasiado improbable, pues todos padecemos dolores físicos y morales, o hemos derramado lágrimas desde la niñez.

La vida está salpicada de dificultades y no podemos prescindir de ellas, pues son parte de nuestra propia historia. Se presentan en cualquier momento, provienen de todas direcciones, las vemos crecer poco a poco, sin hacerse sentir, o nos sorprenden cayendo de golpe como un mazazo en la cabeza…


En fin, no estando aún en el paraíso, las hemos tomado de la mano para sentir la dureza del camino mientras avanzamos hacia la meta final.

Al aceptarlas con serenidad y enmarcándolas en su limitación temporal, experimentamos que aportan un toque de belleza y de madurez a la aventura de cada día.

No en vano, la admiración por algún personaje despunta cuando conocemos sus méritos al haber superado dificultades en pos de una conquista personal. Con razón Cicerón afirmaba que “cuanto mayor es la dificultad, mayor es la gloria”.

Seamos realistas y osados, evitando quejas por las dificultades que nos autoinfligimos por irresponsabilidad o pereza; por no haber actuado con madurez en su debido momento. A veces las dificultades son facturas a pagar por concesiones pasadas…

Dios nos conceda esperanza y perseverancia. Además, como dice Cervantes: “Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades”.

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