Autor: Álvaro Correa
Gran parte de las obras excelentes depende, muchas veces, en su nacimiento,
de superar la primera dificultad. Este es el caso de Campbell Remess, un niño
australiano.
Un día propuso a su mamá, con motivo de la Navidad, la feliz idea de
comprar juguetes para los niños ingresados en el hospital. Era obvio que, en
cuanto idea, resultara óptima, pero, ¿y quién los pagaría?
Aquí pudo haberse desmoronado un enorme gesto de caridad… Campbell,
entonces, decidió que, a falta de billetes, él mismo los fabricaría.
El asunto seguía siendo un obstáculo considerable, hasta que dio con la
clave de confeccionar osos de peluche. El primero no le salió tan “guapo”, pero
le sirvió para aprender la técnica y crear los moldes.
Desde entonces, cose un simpático oso al día... El corazón de Campbell
rebosa de entusiasmo al poder entregar un regalo a los niños hospitalizados,
pero, sobre todo, por entablar un diálogo reconfortante con ellos, por
despertarles una sonrisa, por derramar sobre sus lechos una gotita de amor.
Su iniciativa, como toda semilla de bondad, está creciendo bajo el abrigo
de su “Proyecto 365”, tutelado por su mamá. El lema de Campbell nos ayuda a
tomar conciencia de que siempre es posible ayudar. Él mismo lo ha
experimentado. Dice: “Cada quien puede hacer algo”.
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