27 de julio de 2020

El saber como servicio


Autor: Fernando Pascual

Francis Bacon afirmó, en los primeros años del siglo XVII, que el saber es el mejor instrumento para ser poderosos y para avanzar hacia un progreso ilimitado.

Para Aristóteles, en cambio, son más nobles y bellos aquellos saberes que no están finalizados a otra cosa, que no son instrumentos para el poder ni para el progreso. En otras palabras, Aristóteles pensaba que la teoría es mucho más importante que la técnica.


En realidad, cada conocimiento puede tener un doble valor. Por un lado, satisface nuestro insaciable deseo de saber. Por otro, ilumina y acompaña nuestra voluntad, orienta las decisiones, permite caminar en la vida con serenidad y sano realismo.

Si añadimos a lo anterior que el ser humano vive con otros, desde otros y hacia otros, el saber puede llegar a ser, si hay un corazón bueno y disponible, ocasión para servir a los que están a nuestro lado.

La orientación que damos a nuestros saberes depende en buena parte de cada uno, por lo que resulta necesario un esfuerzo sincero de sana introspección. ¿Qué busco a la hora de aprender algo nuevo? ¿Para qué uso los conocimientos que he adquirido? ¿Qué lugar tienen los otros en mis decisiones?

Con buenas respuestas y con decisiones ponderadas podremos lograr que nuestros estudios, títulos, lecturas e informaciones de todo tipo se conviertan no en instrumentos de poder y de dominio, sino en auténticos instrumentos de servicio, de condivisión, de apertura a los demás.

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