Quizás algún día nos hayan aplicado la expresión de “estás en la calle”
para darnos a entender que andamos distraídos y poco preparados para responder
a nuestros deberes. Dios quiera que solo se trate de una situación momentánea y
fácil de superar.
Puede suceder, sin embargo, que nos encontremos ante irresponsabilidades o
errores cometidos en el pasado y que hoy nos traban el paso para seguir
adelante en la carrera académica, profesional o en otros ámbitos de la vida. ¿En
qué tipo de calle andamos?...
Ojalá se trate de una callejuela de pueblo, sencilla de cruzar. Pero, no lo
será si es como la avenida 9 de julio, en Buenos Aires, con sus 140 metros de
anchura. Y nada que decir si hay que recorrer de inicio a fin la Yonge Street
de Toronto, con sus 56 kilómetros de largo.
Si andamos en esa clase de calles, el asunto es verdaderamente serio… Pero,
nunca hay que perder el ánimo; nada es imposible si se quiere; todo se puede
reparar en la vida con humildad, perseverancia y gracia de Dios.
No lo dudemos en caso de que baste un par de zancadas para superar la
callejuela. Y, si se requieren horas y horas de caminata fatigosa, ¡no perdamos
un segundo en lamentaciones estériles! Todo inicia con un paso y cada vez
estaremos más cerca de la meta.
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