Autor: Fernando Pascual
Se trata de una de las
necesidades más urgentes de todos los tiempos: tener dirigentes sabios y
buenos, valientes y entregados, serenos y justos.
Porque tantos males en las
familias, en las escuelas, en los puestos de trabajo, en los pueblos y
ciudades, en las regiones y en los Estados, surgen por falta de esos
dirigentes.
Por eso la Iglesia ha pedido,
ya desde los primeros siglos, por los gobernantes y dirigentes, "por los
reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos vivir una
vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad" (1Tm 2,2).
Sí, Señor, hoy te pedimos por
nuestros gobernantes y dirigentes, por todos aquellos hombres y mujeres que
tengan alguna responsabilidad para acompañar a otros en la búsqueda del bien y
la justicia.
Ayuda a los padres de familia,
para que sepan guiar a sus hijos con paciencia y alegría, con firmeza y
comprensión, con tacto y con un buen sentido de la oportunidad.
Ayuda a los párrocos y
superiores religiosos, para que en su servicio sepan orientar a los bautizados
por los caminos de Tu Voluntad, para que la Iglesia sea fuente de amor y
servicio en tantos lugares del mundo.
Ilumina a los obispos y al
Papa, para que no busquen sus propios intereses ni sus ideas personales, sino
que sepan guiar, como buenos pastores, al Pueblo de Dios según las enseñanzas
del Evangelio y la verdad católica.
Acompaña a quienes tengan
cualquier responsabilidad pública para que no tengan miedo a enfrentarse ante
los prepotentes y los malhechores, sino que fomenten caminos de concordia y de
paz, con una mano firme para perseguir las injusticias y con una mente abierta
para promover el bien común.
Sé, Señor, ayuda de todos
aquellos que tengan cualquier responsabilidad sobre otros, para que no se
inhiban por comodidad o por deseos de una vida más fácil, sino que sepan
arriesgar su tiempo y sus mismas vidas en su servicio como dirigentes.
Esto te lo pedimos con un
corazón humilde y con esperanza. Porque cada vez que nos concedes ser guiados
por almas buenas, prudentes y firmes, el mundo avanza hacia la paz basada en la
justicia, y las familias y las sociedades gozan del necesario ambiente que
permite alabarte a Ti y ayudar a los más necesitados.
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