31 de diciembre de 2018

30 horas en un ataúd


Autor: Álvaro Correa

Algunas personas han concebido ciertas ideas que no dejan de sorprender por los márgenes que rompen. Se generan con una mezcla alquimista de afán de notoriedad, de superstición y de esas momentáneas locuras que cualquier mortal puede tener.

Quizás hemos escuchado la noticia del joven que quiso asistir a su graduación dentro de un ataúd o de la novia que se presentó a su boda de igual manera; de la moda reciente en Bangkok de tomar un café dentro de esa caja de muertos o de los enterradores que se casaron dentro de la misma.

Y bien, ahora resulta que Six Flags premiará a quien permanezca 30 horas dentro de un ataúd con ocasión de su séptimo festival del Terror. Ciertamente serán “muertos” con algunos privilegios de vivos (comida, celular, etc.) y monitoreados para su seguridad.


Quienes lo consigan recibirán un premio económico, 1 Monster Pass para las 10 atracciones de terror y 2 Pases Anuales Gold. El reto ha entusiasmado y son miles las personas que disputan por su caja de muertos.

¿Qué podemos pensar de esto? ¿Se trata de un juego inocente? Si finalmente se celebra, deseamos a las seis personas elegidas que perteneciendo todavía al reino de los vivos aprovechen el tiempo para meditar profundamente en la seriedad de su existencia y en el valor preciosísimo de su tiempo de cara a la eternidad.

Ojalá que no dejen enterradas esas 30 horas de su vida sin fruto alguno. Si el reto se lleva a cabo, como una locura más de nuestra sociedad, que los muertos-vivos o vivos-muertos, depende, tengan un momento de elevación espiritual para hacer también el “ensayo” de su encuentro con Dios, creador de cielos y de la tierra.

Y, siendo posible que el tiempo corra lentamente, porque de hecho el reloj se para dentro de los ataúdes, que lean “La dama del alba” de A. Casona. En esa obra de teatro la muerte, protagonizada por la Peregrina, sostiene un diálogo final con Angélica para cortar definitivamente las cuerdas de su vida terrena:

PEREGRINA.—¡Todo el secreto está ahí! Primero, vivir apasionadamente, y después morir con belleza. (Le pone la corona de rosas en los cabellos). Así…, como si fueras a una nueva boda. ¡Ánimo, Angélica…! Un momento de valor, y tu recuerdo quedará plantado en la aldea como un roble lleno de nidos. ¿Vamos?
ANGÉLICA (Cierra los ojos).—Vamos. (Vacila al andar).
PEREGRINA.—¿Tienes miedo aún?
ANGÉLICA.—Ya no… Son las rodillas que se me doblan sin querer.
PEREGRINA (Con una ternura infinita).—Apóyate en mí. Y prepara tu mejor sonrisa para el viaje. (La toma suavemente de la cintura). Yo pasaré tu barca a la otra orilla…

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