Autor: Celso Julio da Silva
La Jornada Mundial de la Juventud ha
sido un imán espiritual hace algunos días. Jóvenes del mundo entero se
encontraron alrededor del Sucesor de Pedro, el Papa Francisco, quien con gestos
de Pastor que huele a oveja ha impulsado a los jóvenes a un profundo encuentro
con Cristo. Momentos inolvidables y llenos de sentimientos entre el corazón del
Santo Padre y el de los jóvenes.
Por otro lado, cierto es que la juventud
grita, canta, baila, reza, se confiesa, se emociona y cuántas lágrimas no
derraman… Gestos elocuentes que brotan de corazones jóvenes y entusiastas. Pero
al recordar todo esto es bueno plantear una pregunta fundamental: ¿qué
buscaban? Planteamos la misma pregunta que Cristo hizo a sus primeros
apóstoles: ¿qué buscáis? En definitiva, buscan -en palabras memorables de san
Juan Pablo II a los jóvenes chilenos-
“vida eterna”.
Esto significa que el corazón de los
jóvenes anhela algo duradero y no pompas de jabón que les dejan vacíos. Buscar
la vida eterna que es el mismo Jesucristo. Y la juventud es el tiempo oportuno
para encontrarse con Cristo porque, como bien dice un proverbio español, “el que
de joven no trotea, de viejo galopea”.
Recuerdo una anécdota que puede realzar
lo que los jóvenes buscaban en la Jornada Mundial de la Juventud. Dicen que un
geógrafo fue a pasar sus vacaciones en una de las islas del Pacífico. Después
de quince días de vacaciones, estando para partir en el muelle, pregunta a uno
de los habitantes de la isla por qué había tantos barcos en el muelle. El
nativo, casi riéndose asombrado, le responde: “doctor, usted es geógrafo. ¿No
vio la cantidad de volcanes que hay en esta isla? Si de repente algún volcán
entra en erupción, ¿qué hacemos? Pues por eso están aquí todos estos barcos. Y,
además, aquí en esta isla, un joven no puede casarse sin haber construido su
barco que dé seguridad a él y a su familia. Cuando un joven termina su barco,
significa que ya alcanzó la madurez y está preparado para formar y sacar
adelante su familia”.
A los jóvenes que acompañaron la JMJ de
cerca o de lejos, ¿están ya preparando su barco para enfrentar todos los
volcanes que entran en erupción en nuestro mundo de hoy? Cristo tiene que ser
nuestro barco. Solamente Él es el barco seguro que va a salvar sus almas de las
grandes amenazas que acechan a los jóvenes de hoy. Este barco es Vida Eterna.
Este barco es Cristo. Sólo Él es nuestra seguridad, y es a Él a quien aquella
multitud en Polonia buscaba.
Siendo así, ¿ya estás construyendo tu
barco? ¿Tu barco es de verdad Cristo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario