Autor: Álvaro Correa
“Soy rebelde” fue la
canción que en 1971 elevó a la joven Jeanette a los grandes escenarios. Ella
misma expresa que, a partir de ese momento, fue conocida como la niña rebelde
en España y que culminaba todos sus conciertos cantándola a un público
emocionado y deseoso de poder escucharla.
Fue Manuel Alejandro quien
compuso ese himno y, cosas de la vida, no gustó a Jeanette. Es más, ella dijo
que no la cantaría, hasta que finalmente cedió. La sorpresa fue una acogida
clamorosa por parte de las personas.
Leamos el texto de esa
inolvidable canción:
“Yo soy rebelde porque el
mundo me ha hecho así, porque nadie me ha tratado con amor, porque nadie me ha
querido nunca oír. Yo soy rebelde porque siempre sin razón me negaron todo
aquello que pedí, y me dieron solamente incomprensión. Y quisiera ser como el
niño aquél, como el hombre aquél que es feliz. Y quisiera dar lo que hay en mí,
todo a cambio de una amistad. Y soñar y vivir, y olvidar el rencor, y cantar y
reír, y sentir sólo amor”.
Desde luego que se trata
de una radiografía de la confusión interna y de las enormes ansias de vida y
amor que anhela una buena porción de adolescentes y jóvenes. Ahora bien, la
rebeldía lleva en sí una parte de culpabilidad propia, pero es verdad que su
detonante suele ser la indiferencia, la incapacidad de diálogo y el rechazo por
parte de quienes deberían ser las personas más cercanas.
La rebeldía enciende la
llama de las pasiones irascibles y tiende a radicalizar la realidad en tono
triste y pesimista. Por ello entendemos que “Soy rebelde” derrame lágrimas
mezclando rabia, soledad y añoranzas y que coloque bajo el mismo horizonte todas
sus vivencias.
Constatamos que la
rebeldía es una especie de ceguera anímica y de anemia emocional que enturbia
la paz personal y la serena relación con los demás. Por ello será siempre
oportuno a nivel personal educarnos y hundir las raíces de convicciones y
principios de vida sólidos.
Además, como miembros de
una misma sociedad y muy especialmente de un mismo núcleo familiar, es
importante crear un clima habitual de apertura, de cercanía, de estímulo y
motivación para que nuestros adolescentes y jóvenes crezcan superando las
naturales “rebeldías” de su maduración.
Y bien, acojamos con
gratitud y admiración un testimonio que Jeanette nos brinda de sí misma. La
vida no es fácil para nadie, pero es hermosa y apasionante para todos.
Comentando los avatares de su carrera artística nos permite ver y valorar el
esfuerzo que realizó y los frutos que recogió.
Jeannete dice que “tenemos
también nuestros disgustos, nuestras dificultades. Ninguna profesión es fácil.
Hay que luchar, hay que tener mucha paciencia, hay que tener mucha fuerza de
voluntad, y ganas. Todo es cuestión –no solamente es suerte- de estar ahí,
luchar, y aunque falles una vez –porque tampoco somos todos perfectos-, aunque
tengas un pequeño fallo, una decepción, lo que sea, hay que seguir luchando,
hay que seguir estando allí, hay que entregarse totalmente al público; muchas
cosas, pero no hay que rendirse; hay que seguir y seguir y seguir, porque dicen
que lo que uno quiere conseguir al final, si uno realmente quiere, lo
consigue”.
Soy rebelde (Jeanette): https://www.youtube.com/watch?v=XEIIfdJkwa8
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