Autor: Fernando Pascual
Una de las experiencias más profundas que transforma nuestras
vidas surge cuando nos dejamos amar por Cristo.
Descubrimos en el Maestro un amor inmenso, una misericordia
infinita, una amistad cercana, un consuelo que alivia nuestros pesares.
Cuando hemos experimentado la belleza del amor de Cristo,
casi espontáneamente nos convertimos en testigos de ese amor para los demás.
Porque esa es una de las características de quien se deja amar por el Señor: no puede esconder bajo el celemín ese fuego que transforma cada vida.