Autor: Fernando Pascual
Hay momentos de la vida en los que
necesitamos un apoyo. A veces porque fallan las fuerzas físicas, otras porque
no se sabe exactamente dónde se encuentra uno, otras porque el suelo está lleno
de baches y agujeros y parece que en cualquier momento quien camina terminará
por tapar uno de ellos...
En esos momentos, querríamos tener un
bastón o un compañero de camino que fuese para nosotros punto de apoyo, ayuda
fiel para el momento de dificultad y de prueba. Y, cuando lo encontramos, damos
los pasos que nos llevan a la meta con mayor firmeza, con arrojo, con
confianza. Otro nos sostiene. Un abuelo ayuda a caminar al nieto vacilante. Un
niño acompaña a un anciano a cruzar la calle. Hay apoyo. Eso basta.
En el camino de la vida hay otros
problemas y dificultades que “duelen” más que un bache inesperado cuando uno va
a más de 130 kilómetros por hora... El corazón herido y la mente confusa no nos
dejan encontrar la decisión justa, la salida del callejón. Querríamos tener una
luz, un consejo, un amigo. Con él a nuestro lado, ¡qué fácil sería pasar el
trago!
Los hombres siempre necesitamos la ayuda
de los demás. Lo más hermoso es que muchas veces hemos encontrado la persona
justa en el momento justo para recibir la ayuda justa. Pero también, de un modo
misterioso y no por ello menos bello, los hombres sentimos la necesidad de
ayudar a los demás.
Quien ha disfrutado la confianza de otro
que se apoya sobre el propio hombro sabe lo que eso significa. Quien ha
escuchado al amigo que expone con angustia, con ansiedad, los problemas que más
le afligen, experimenta la alegría (y la responsabilidad) de poder ofrecer una
palabra de alivio, de aliento, de luz, para salir, para caminar, para vencer.
Pedir ayuda es no sólo señal de humildad
(una virtud en baja en el mercado mundial), sino de realismo. Ofrecer ayuda es
señal no sólo de justicia, sino de grandeza de espíritu.
Así se construye lo más positivo y grande
que pueda existir en nuestro planeta, con grupos de hombres y mujeres que se
ayudan en todos los caminos de la historia. Así se conquistan metas y se
alivian heridas. Así se hace que este mundo sea un poco más bueno y un poco más
feliz...
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