Autor: Fernando Pascual
Cristo lo dijo claramente: “Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo” (Jn 15,19; cf. 1Jn 3,13).
También afirmó: “¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, pues de ese modo trataban sus padres a los falsos profetas” (Lc 6,26).
Por eso un cristiano que desea vivir a fondo su fe debería asustarse si recibe alabanzas, si recoge aplausos, si no es cuestionado, si el “mundo” se siente a gusto con él.
Nuestra fe católica nos lleva a ir en dirección opuesta al mundo y a sus engaños, a romper con las tinieblas, a dejar el pecado, a alejarnos “de los que suscitan divisiones y escándalos contra la doctrina que habéis aprendido” (Rm 16,17).