Autor: Fernando Pascual
Apelar al diálogo en
situaciones de conflicto se ha convertido en una especie de mantra fácil. El
tema, sin embargo, exige considerar un punto irrenunciable: la salvaguardia de
la justicia.
Una banda de delincuentes
entra en un supermercado y forcejea con los empleados que reaccionan y se
defienden. ¿Tiene sentido hablar allí de diálogo para evitar el enfrentamiento?
Un partido político promueve
ideas racistas y alcanza un apoyo consistente entre la población. ¿Tiene
sentido hablar de diálogo para evitar tensiones hacia ese partido?