Autor: Luis Felipe Guzmán (publicado en 2013)
Un viernes de madrugada
con cielo en plena lunada
y aún la aurora fresca
te tomó la soldadesca.
Ella que tan arrogante
ella que tan ignorante
y tú, en cambio, valiente,
constante y diligente.
Para ti no era rigor
pues sería mucha necedad,
-¡ay, cuán verdadera verdad!-
sino sólo fuego de amor.
¡Y qué admirable modo
de darte al hombre todo
recibiendo tantos agravios
cerrando boca y labios.