Autor: Max Silva Abbott
¿Por qué existe tanto interés en Occidente por establecer el llamado
“derecho” al aborto? ¿A qué puede deberse este notable y persistente empeño que
no descansa y que cada vez se amplía más? Parece difícil creer que sólo sea por
razones de compasión hacia la mujer (no así hacia el niño), al menos en los
casos límite con los cuales se introduce inicialmente esta práctica (como está
ocurriendo en Chile), lo cual no es sino el primer paso para llegar al aborto
libre, como ya ocurre en tantos países. Aquí no hay que engañarse: si se logran
aprobar las tres causales que hoy se discuten, al día siguiente comenzará la
lucha por su ampliación.
Dicho de otra manera: algo muy profundo tiene que haber cambiado en el
ethos occidental, o al menos en buena parte del mismo, para que en los últimos
cincuenta años se hayan invertido tantos recursos y esfuerzos para imponer el
aborto, a tal punto, que gracias a su constante expansión, se ha convertido de
lejos en el mayor genocidio de la historia humana, con más de mil millones de
muertos hasta ahora. Todo lo cual, muestra de paso, lo poderosas que pueden
llegar a ser las ideas.