Autor: Max Silva Abbott
El debate sobre la gratuidad en la
educación superior no ha hecho más que acentuarse a medida que pasa el tiempo,
colocando a una serie de instituciones en la difícil disyuntiva de optar o no
por ella. Sin embargo, a pesar de lo atractiva o incluso necesaria que pueda
resultar para muchas personas, existen costos no menores asociados a la misma.
Estos costos obedecen a que su
instauración otorga un notable y peligroso poder al Estado sobre esta delicada
materia, que puede incidir en sus ciudadanos de una manera mucho más profunda
que las políticas públicas que adopte en otras áreas, pues a fin de cuentas,
más que satisfacer necesidades concretas, incide en la formación de las propias
personas.