Autor: Fernando Pascual
Se trata de una de las
necesidades más urgentes de todos los tiempos: tener dirigentes sabios y
buenos, valientes y entregados, serenos y justos.
Porque tantos males en las
familias, en las escuelas, en los puestos de trabajo, en los pueblos y
ciudades, en las regiones y en los Estados, surgen por falta de esos
dirigentes.
Por eso la Iglesia ha pedido,
ya desde los primeros siglos, por los gobernantes y dirigentes, "por los
reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos vivir una
vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad" (1Tm 2,2).