Autor: Álvaro Correa
“En el poblado de Santa Cecilia nació la leyenda que aquí contaré. Cruzaron
por el umbral de la muerte un perro y un niño de nombre Miguel. Fue con la
magia de una guitarra, con sólo tocarla viajó al más allá. Se fue buscando el
amor de su abuelo y no tuvo miedo al cruzar el portal. Y entre los muertos
empezó a buscar.
¿Dónde estás?, que te he venido a buscar. ¿Dónde estás?, que nos debemos la
despedida. Te necesito abrazar... Aquí estoy, y vas a verme brillar. Aquí
estoy, en cada vela encendida, porque la muerte es la vida, enciende luces en
otro lugar. Llévanos contigo, Miguel.
Cómo quisiera que aquellas historias que son fantasías se hicieran verdad.
Poder hablar con los que se nos fueron, que allá nos esperan en otro lugar. Enséñanos,
Miguel, a no olvidar.
Aquí estás, y te he venido a encontrar. Aquí estás, sé que no existen las
despedidas. Voy a volverte a abrazar. Aquí estoy, y vas a verme brillar. Aquí
estoy, en cada vela encendida. Porque la muerte es la vida...
Llévanos, Miguel, a esa dimensión en dónde la muerte es sólo una ilusión.
Aquí estás, y te he venido a encontrar. Aquí estás, sé que no existen las
despedidas. Miguel volvió y descubrió que sólo muere lo que se olvida”.