Autor: Jesús David Muñoz
Era la tarde de un sábado. La iglesia, abarrotada de chiquillos acogía la celebración de la primera comunión de un niño sonriente e ilusionado.
El señor cura, quizá con el afán de hacer la homilía un poco más participativa, preguntó al chico, mientras su voz parecía perderse en el murmullo creciente que aquella multitud de críos inquietos generaba.
-¿A quién vas a recibir hoy?
-A Jesús- contestó el muchacho con seguridad.
-Y ¿quién es Jesús?- volvió a cuestionar el presbítero al constatar que por un momento el silencio había regresado al recinto.
-Un amigo- dijo el niño, esta vez con cierto titubeo.
-Y ¿qué más es Jesús?- pregunta de nuevo el sacerdote animado por los aciertos del joven.
Una mirada de confusión hizo ver que con las dos preguntas anteriores, la teología del pequeño había llegado a su límite.