Autor:
Bosco Aguirre
La
fecundación artificial permite, en muchos lugares, elegir el sexo de los hijos.
Para ello, normalmente se sigue este procedimiento: producir varios embriones
en el laboratorio; hacer un diagnóstico genético para conocer el sexo de cada
uno; seleccionar los del sexo deseado y eliminar o congelar los de sexo no
deseado.
Existen
ya leyes que permiten este tipo de selecciones, normalmente con la excusa de
motivos “eugenéticos”. En algunas familias uno (o los dos) de los padres es
portador de genes enfermos que pueden ser transmitidos a los hijos según el
sexo que tengan.
Por ejemplo, si una enfermedad se desarrollaría sólo en los
hijos varones de una pareja, hay quienes recurren a la fecundación in vitro para
conocer el sexo de los embriones y hacer la selección de los femeninos (que son
acogidos) en detrimento de los masculinos (que son “rechazados”). Esta
selección también puede realizarse en el útero de la madre a través del uso del
diagnóstico prenatal y de un aborto mal llamado terapéutico: no existe
verdadera “terapia” cuando el personal sanitario decide eliminar a los hijos
supuestamente enfermos.