Autor: Fernando Pascual
Hay momentos de la vida en los que
necesitamos un apoyo. A veces porque fallan las fuerzas físicas, otras porque
no se sabe exactamente dónde se encuentra uno, otras porque el suelo está lleno
de baches y agujeros y parece que en cualquier momento quien camina terminará
por tapar uno de ellos...
En esos momentos, querríamos tener un
bastón o un compañero de camino que fuese para nosotros punto de apoyo, ayuda
fiel para el momento de dificultad y de prueba. Y, cuando lo encontramos, damos
los pasos que nos llevan a la meta con mayor firmeza, con arrojo, con
confianza. Otro nos sostiene. Un abuelo ayuda a caminar al nieto vacilante. Un
niño acompaña a un anciano a cruzar la calle. Hay apoyo. Eso basta.