Autor: Adolfo Güémez
Una señora amigablemente me manifestó
que lo que más le molestaba de su marido es que cuando salían no podían pasar
más de cinco minutos sin que consultara su Whatsapp. «El colmo es cuando vamos
al cine. ¡Es capaz de sacar el teléfono en el momento más emocionante!»
Yo le respondí que estaba contaminado de
una enfermedad muy común: la “pantalladicción”. Se trata de la adicción a las
pantallas. Porque éstas se han vuelto verdaderas drogas de las que necesitamos
para sobrevivir.
Consiste, esencialmente, en no poder
pasar un tiempo más o menos largo sin tener una pantalla enfrente, sea de
teléfono, tablet, computadora, televisión, etc.