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21 de abril de 2025

Pasaportes para el cielo

Autor: Fernando Pascual

Hace años, el premio Nobel en medicina Christian De Duve lanzó una frase provocativa: sin la promesa de paraísos magníficos habría menos kamikazes...

La frase, por muy atractiva y actual que sea, con tantos terroristas suicidas que matan por el mundo, no corresponde a la realidad. La promesa del paraíso no origina en la gran inmensidad de los casos el acto monstruoso del terrorista sanguinario. Porque un ser humano empieza a ser terrorista cuando surgen en un corazón actitudes de profundo desprecio hacia el otro, cuando en su corazón se da una negativa radical hacia cualquier gesto de perdón.

Unas personas matan a otras porque odian, no porque quieran ganarse algún cielo. Es cierto que algunos odian por motivos religiosos, pero entonces hay que ver si la religión que dicen conocer promueve el odio, o si no han comprendido nada de nada de la religión a la que pertenecen.

29 de julio de 2024

Objetos, animales y personas

Autor: Fernando Pascual

Los objetos no nos asustan. No tenemos miedo del escritorio, de la pared, de la cama, del bolígrafo. Manejamos con habilidad la computadora, el teléfono, el iPod. Estamos seguros de que funcionará el aparato de música y que encontraremos fácilmente aquella melodía que tanto nos gusta.

Algo parecido podemos decir de nuestro trato con plantas y animales. Es cierto que los seres vivos exigen cuidado y respeto. Puedo dejar caer mis zapatos al suelo, pero no permitiría que nadie diese un golpe brusco a las ramas del ficus del salón de estar. Pero, una vez cuidados según sus necesidades, plantas y animales quedan allí, más o menos “satisfechos”: el geranio permanece siempre disponible a mi mirada, el perro se deja acariciar con un parpadeo de placer profundo, y el canario inicia puntualmente sus cantos acrobáticos.

6 de mayo de 2019

Pensar y amar, amar y pensar


Autor: Álvaro Correa

La capacidad de pensar es, sin duda, un talento bajado del cielo para el hombre. Dios nos concedió este don espiritual por pura y divina amistad, por una inmensa benevolencia que escapa a nuestros límites.

Cada día hemos de darle gracias con un humilde y perseverante esfuerzo por lograr lo mejor de esta genial cualidad. A este respecto y tomando nota de la experiencia en las diversas etapas de nuestra vida, Albert Einstein decía que: “Cuando uno es joven los pensamientos se vuelven amor, con la edad el amor se vuelve pensamientos”.