25 de abril de 2016

Filosofía



Autor: Rodrigo Fernández de Castro

Vivimos en un mundo en el que parece predominar la llamada dictadura del relativismo por la cual cada quien se deja llevar por cualquier viento de doctrina sin reconocer nada como definitivo, dejando como última medida el propio yo y sus antojos.

Frente a esta situación existe la filosofía, una ciencia que nos dice todo lo contrario: ¡que sí hay una única verdad, que sí se puede conocer, que sí es útil para la vida de los hombres! Y no solo eso, sino que además nos muestra el método y el camino para obtenerla.


¿Estamos dispuestos a renunciar al placer sencillo de vivir en la dictadura del relativismo para lanzarnos a la aventura de encontrar la verdad, que aunque requiere de trabajo, al final deja en el hombre la profunda felicidad de haber obtenido lo que por naturaleza está encaminado a obtener?

La filosofía es una ciencia

Si estamos dispuestos a recorrer este camino entonces vamos a ver qué es la filosofía. Lo primero que hay que decir es que la filosofía es una ciencia que nos enseña a conocer.

Conocer; pero, ¿qué? Todas las cosas. Basta ver la historia para corroborar que los filósofos han abordado un sinfín de temas: el conocimiento y sus procedimientos, el ser y el no ser, el bien y el mal, el movimiento, el mundo, los seres vivientes, el hombre, Dios… 

Conocer todas las cosas; pero, ¿cómo? En el sentido total y completo de la palabra, es decir, con certeza, de modo que se pueda decir por qué la cosa es lo que decimos que es y no es de otra manera. Esto es lo que se llama “conocer por las causas”. Hallar las causas es la gran tarea de la filosofía.

Conocer las causas de todas las cosas; pero, ¿qué causas? La filosofía investiga en las cosas no el porqué inmediato de los fenómenos que caen bajo nuestros sentidos (esto lo estudian las ciencias particulares), sino al contrario, el porqué más remoto, aquel más allá del cual no puede remontarse la razón.

Esto se expresa en lenguaje filosófico diciendo que la filosofía estudia las causas primeras.
Conocer las causas primeras de todas las cosas; pero, ¿con qué medios, con qué facultad? Conocer por la razón, mediante lo que se llama la luz natural de la razón.

La filosofía es, en conclusión, el conocimiento de todas las cosas, por sus últimas causas, a la luz natural de la razón.

Ahora nos preguntamos, ¿cuál es su método? Igual que todas las ciencias, se vale de la experiencia, la inducción, la deducción, el razonamiento... Pero lo más importante es el punto de partida.

No parte de una hipótesis o postulado, sino de un dato existencialmente innegable y original: la experiencia. La filosofía no comienza por las cuestiones elevadas o abstractas como “ser”, “esencia”, “substancia”, sino que llega a ellas partiendo de la experiencia de las cosas concretas y reales, de las cosas con las que nos topamos ab actu! Por eso decimos que la filosofía se basa en la evidencia intelectual.

En conclusión
La filosofía es un camino arduo que requiere constancia. Pero más que un estudio, es una mentalidad, que cada persona y cada cultura debe ir generando en su interior.

Formar la mente filosófica que aprenda a contemplar la verdad y aplicarla en la vida real. Es el reto del filósofo del mundo actual. Por ello el verdadero filósofo tendrá algo también de verdadero pedagogo. Porque una vez que conozca la verdad se interesará en transmitirla.

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