24 de abril de 2017

Cantar con júbilo

Autor: Álvaro Correa

Algún diccionario define el júbilo como “gozo o alegría muy intensa que se hace ostensible”. Lo comprendemos mejor al aplicar nuestro oído a los Comentarios de san Agustín sobre los Salmos.

En su referencia al 32, el santo de Hipona dice: “¿Qué quiere decir cantar con júbilo? Darse cuenta de que no podemos expresar con palabras lo que siente el corazón… El júbilo es un sonido que indica la incapacidad de expresar lo que siente el corazón”.


Estas sencillas líneas conceden luz abundante para dar color y forma a tantos momentos de nuestra vida en los que, simplemente, nos quedamos sin palabras ante eventos que nos llegan hondo, muy hondo, en nuestro corazón.

No sabemos cómo dar voz a una experiencia, no encontramos palabras para describir una emoción, nos falta el respiro para dar gracias a una persona por su amor y sacrificio, etc.

Un medio privilegiado para manifestar ese júbilo es el canto. Las personas de forma individual o, incluso en grandes multitudes, suelen cantar; el canto es un lenguaje favorito de nuestro mundo interior. Todo esto nos resulta hermoso y guardamos recuerdo cada vez que gozamos la dicha de vivirlo.

San Agustín sigue adelante en su explicación y elevando su mirada al cielo dice que “este modo de cantar es el más adecuado cuando se trata del Dios inefable. Porque, si es inefable, no puede ser traducido en palabras. Y, si no puedes traducirlo en palabras y, por otra parte, no te es lícito callar, lo único que puedes hacer es cantar con júbilo. De este modo, el corazón se alegra sin palabras y la inmensidad del gozo no se ve limitada por unos vocablos”.


Ojalá que esta sabia reflexión del santo nos ayude a valorar nuestros cantos litúrgicos y todo canto que inspire nuestra devoción popular. A Dios agrada nuestro júbilo porque mira el fondo de corazón y Él es el manantial del júbilo mismo.

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