25 de agosto de 2025

Al comentar una tragedia

Autor: Fernando Pascual

El accidente impresionó a millones de personas. Las imágenes del choque se repetían una y otra vez en noticieros, redes sociales, páginas de Internet.

Los comentarios iban y venían con velocidad. Muchos expresaban compasión. Otros, rabia. Algunos criticaban al gobierno, o a los técnicos, o a quienes tenían en sus manos la suerte de aquellas víctimas.

No faltaron comentarios que hablaban de terrorismo, cuando no había pruebas para ello, o de conspiraciones, como si una mano negra hubiera guiado a los responsables del accidente.

Incluso aparecieron comentarios que bromeaban sobre quienes estaban al mando de la torre de control, o sobre los pilotos, o sobre los servicios de socorro.

Mientras los comentarios iban y venían, cientos de familias lloraban a sus muertos. Un hijo, un hermano, una esposa, un amigo, habían muerto en esos segundos de un choque trágico y perfectamente evitable.

Cuando comentamos cualquier hecho en el que hay víctimas, necesitamos recordar la dignidad de los fallecidos y el dolor de sus familiares y amigos.

Ningún comentario puede jugar sobre la sangre ajena, ni hacer política barata sobre los fallecidos, ni bromear sobre los que tienen en sus corazones el peso de una responsabilidad terrible.

El accidente queda en la memoria de millones de personas. Podemos acompañar a los que murieron con nuestra oración, para que encuentren un abrazo y consuelo en la misericordia de Dios.

También podemos acompañar a los que lloran por sus seres queridos, arrebatados de modo incomprensible por lo que ocurrió en unos segundos de descuido o de locura.

Incluso podemos estar cerca de quienes tuvieron cualquier tipo de responsabilidad: debe ser muy duro reconocer que con un poco de cuidado y una intervención oportuno habrían podido evitar esa catástrofe.

Llega el momento de la oración, de la cercanía, de gestos compasivos de amistad. Unos hermanos nuestros han terminado su existencia terrena y están ahora ante un Dios que los ama.

Los demás seguimos en camino, con la esperanza de reencontrarnos un día en el cielo, donde toda lágrima y todo sufrimiento serán superados por el abrazo eterno del Padre de los cielos.

18 de agosto de 2025

En busca del mundo perfecto

Autor: Fernando Pascual

Cientos de científicos e intelectuales se habían reunido para preparar el manifiesto por un mundo perfecto.

Allí estaban médicos y biólogos, geólogos y astrónomos, meteorólogos y ambientalistas, economistas y químicos, sociólogos y psicólogos, ingenieros y matemáticos, arquitectos y agrónomos, filósofos y periodistas.

La primera sesión tenía un título atrevido y difícil: “Por la construcción de una mentalidad científica”.

11 de agosto de 2025

¿Mano libre a la ciencia?

Autor: Fernando Pascual

Intervenir en “la” ciencia, para muchos, sería algo muy grave, porque la ciencia debería disfrutar de la máxima autonomía. En otras palabras, según esta mentalidad, la ciencia no debería tener a nadie por encima de ella.

En realidad, “la” ciencia, al igual que toda idea abstracta, no hace nada, como tampoco “la” arquitectura construye edificios ni “la” medicina cura enfermos. Por eso, cuando se habla de lo que hace la ciencia, la arquitectura o la medicina, nos estamos refiriendo a lo que hacen los científicos, los arquitectos y los médicos.

Corregimos, pues, el foco de mira. ¿Nadie debería intervenir sobre lo que hacen los científicos? En cuanto ciudadanos, deben pagar impuestos, como todos, y respetar las leyes de tráfico, y evitar comportamientos delictivos. Pero, cuando están en su laboratorio, ¿es correcto someterlos a algún tipo de controles éticos y sociales?

4 de agosto de 2025

Apoyados en opiniones frágiles

Autor: Fernando Pascual

Opinamos que no lloverá por la tarde. Opinamos que el periódico cuenta noticias verificadas. Opinamos que las promesas electorales son serias.

Luego llegan las sorpresas y los desengaños. Por la tarde cae un aguacero. La noticia era falsa. El político hace lo contrario de lo que había prometido.

Las opiniones se basan en apariencias de verdad, pero no la garantizan, precisamente porque son frágiles, porque carecen de fundamentos sólidos.

A pesar de su fragilidad, las opiniones nos acompañan desde la mañana hasta la noche.

Desde opiniones entramos en la panadería. Creemos a quien nos dice cómo llegar a la farmacia. Respondemos el teléfono ante un número desconocido.