21 de noviembre de 2016

El verdadero propósito



Autor: Max Silva Abbott

Según se ha dicho hasta el cansancio, el proyecto de ley que busca despenalizar el aborto en Chile es solo el primer paso para lograr el aborto libre, al ser considerado una prerrogativa fundamental de los llamados “derechos sexuales y reproductivos”. Por eso se engañan quienes creen que estableciendo determinadas causales (peligro para la vida de la madre, inviabilidad del no nacido y violación) se logrará contener a sus promotores.

Sin embargo, lo que muchos no han percibido es que incluso dentro de estas tres causales supuestamente “restringidas” se esconde la semilla del aborto libre.


Esto ocurre en la tercera causal. Ello, porque prácticamente basta con el testimonio de la mujer que señale haber sido víctima de una violación. Si bien su caso debe ser analizado por una junta ad hoc de médicos del establecimiento al cual acuda solicitando el aborto, es de sobra conocido que una violación es difícil de probar: no cualquier señal o marca física que quede en la mujer es indiciaria de haber sido abusada (de hecho, podría haberse producido también por una relación consentida), muchas se sanan relativamente rápido y a veces ellas pueden no existir. Por tanto, ante esta nebulosa, resulta clave el testimonio de la mujer.

Tal vez el caso más complejo sea aquel en el que la mujer que dice haber sido violada se encontraba bajo los efectos del alcohol o de alguna droga, lo cual podría ocasionar, aunque no necesariamente, que al momento de la relación sexual haya estado privada de sentido (caso en el que, efectivamente, existiría violación). Sin embargo, muchas veces sus recuerdos pueden ser sumamente borrosos y poco claros, todo lo cual hace todavía más endeble su testimonio, sin perjuicio, como se ha dicho, de tratarse de una situación que no siempre deja rastros.

Más aún: tal como está redactado el proyecto, no sería imposible que una mujer se sometiera voluntariamente a los efectos del alcohol o de alguna droga, tuviera una relación sexual plenamente consentida y alegara posteriormente (al notar el atraso en su regla) que ha sido víctima de violación. De esta manera, podría estar aprovechándose de su propio dolo, o desde otra perspectiva, haberse expuesto imprudentemente al daño.

Todo lo dicho, sin perjuicio de la posibilidad que una mujer haya tenido una relación sexual plenamente consentida y en completo uso de sus facultades mentales, y alegue posteriormente que se trató de una violación. Y finalmente, que fruto de todo lo anterior, pueda condenarse por violación a un hombre inocente.

En resumen, tal como está planteada, la causal de violación es la puerta hacia el aborto libre.

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