Autor: Fernando Pascual
Hay que verificar las noticias, porque hay muchas falsas, o
porque algunas mezclan verdades y mentiras.
Pero surge con frecuencia un fenómeno curioso: los
verificadores de noticias se fijan solo en denunciar ciertas falsedades (“fake
news”), mientras ignoran casi por completo otras.
Por ejemplo, si un ministro de salud afirma que en su país hay 500 mil abortos clandestinos al año, algunos verificadores suelen guardar un silencio sepulcral, como si la información fuese digna de ser difundida.
En cambio, si un médico explica que hay menos mortalidad
materna en otro país donde está prohibido el aborto, esos verificadores
selectivos en seguida buscan cómo declarar como falso lo dicho por ese médico.
Lo anterior se refiere a dos casos en torno al mismo tema
(aborto), pero la cosa se hace mucho más patente cuando se ve cómo algunos
verificadores de mentiras analizan con lupa todo lo que se dice contra ciertas
vacunas, mientras no prestan ninguna atención a mentiras de políticos y de
gobernantes sin escrúpulos.
Las mentiras circulan con demasiada rapidez y hay que
trabajar en serio por denunciarlas. Pero falta a la honradez quien se declara
verificador de mentiras si luego busca solo denunciar aquellas mentiras que van
contra su ideología, y guarda un completo silencio sobre otras mentiras que la
favorecerían.
Además, la situación se hace más compleja cuando ocurre, y
ocurre, que una agencia de control de noticias e informaciones no solo denuncia
unas e ignora otras, sino que en ocasiones declara como falsas noticias que son
verdaderas...
La mejor lucha contra la mentira consiste en la defensa
sincera, honesta, completa, de la verdad. Solo entonces una persona que quiera
sinceramente denunciar mentiras lo hará con un espíritu libre y con atención a
tantos temas que merecen ser estudiados a fondo.
Por eso, necesitamos verificadores honestos, que analicen lo
que se dice sobre argumentos fundamentales para la vida social. Así será
posible promover la justicia y el respeto de todo ser humano, desde su
concepción hasta que termine, dignamente, su existencia terrena.
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