Autor: Fernando Pascual
Una sociedad parece desquiciada cuando algunos exaltan a
criminales y cuando muchos olvidan a tantos hombres y mujeres, servidores de la
justicia y encargados de la seguridad pública, que murieron por defender a
inocentes y por castigar a los criminales.
Porque resulta sumamente injusto encontrarse con camisetas,
incluso entre personas que se profesan católicas, con la imagen de un
guerrillero sanguinario, y no ver camisetas con el rostro de policías y
magistrados que murieron por salvar la vida de otros.
Algo va mal en el mundo cuando se asiste a la exaltación de quienes dañan a inocentes y cuando se denigra a jueces, policías o militares que trabajaron por la paz y la justicia.
¿Es posible revertir esta situación? Sí: con la realización y
divulgación de estudios serios y honestos que ayuden a conocer lo que hicieron
unos y otros. No puede seguir siendo exaltado un hombre que mandaba asesinar a
sangre fría a sus prisioneros y “enemigos”, mientras que un fiscal muerto en
acto de servicio resulta casi completamente desconocido para la gente.
Solo a partir de esos estudios será posible denunciar y
desmitificar a asesinos “revolucionarios”, y reconocer y homenajear a tantos
héroes del orden público que murieron en el cumplimiento de su deber: hombres y
mujeres que, desde la buena política, los tribunales o los cuarteles, lucharon
y dieron su vida en la búsqueda de un mundo más pacífico y más justo.
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