18 de julio de 2012

¿Futespionaje? Se buscan valores en el deporte


Autor: Leonardo Lima

Está en el tercer piso de un edificio anónimo de Ramat Gan, zona norte de Tel Aviv. Ingreso por la parte de atrás y salida hacia una calle lateral. Muros blancos, con alguna desgastada playera del Chelsea colgada. Un salón lleno de jóvenes que leen periódicos deportivos. Un sitio web de presentación. Contratos personalizados con los clubes: 50.000 jugadores de 45 ligas registrados en video, audio, en los mínimos detalles.

Realmente parece que el deporte, y más concretamente el fútbol, no tiene límites de influjo en la sociedad. El fútbol ya no es sólo una cuestión de entretenimiento, ni simplemente una oportunidad para alcanzar fama y, menos aún, un mero campo de inversión. El fútbol es un macrocosmos, un universo paralelo, que posee hasta un servicio propio de inteligencia secreta. Se trata de Im-Scouting, una sociedad de seguridad y consultoría, que desde hace algunos años vela día y noche, posiblemente más de noche, sobre la vida pública y, principalmente, privada de los astros del fútbol.

¿Invertir o no invertir? Ésta es toda la cuestión. Cada equipo se encuentra siempre con este dilema al pensar en la compra de un nuevo futbolista. “Un jugador es una inversión, nosotros ayudamos a los equipos a no hacerlos desvalorarse”. Así resume el sentido de la agencia de “futespionaje”, Zeev Reznik, su fundador.

Reznik trabajaba en la seguridad de un banco. Después encontró algunos socios que creyeron en su quimera, y juntos se decidieron a llevar a cabo el proyecto. Hoy son doce los trabajadores de la central de Tel Aviv y otros cuarenta siguen de cerca los rastros de las  brillantes zapatillas por el mundo.

Muchos de los “espías” de Im-Scouting son personal que han trabajado en la “Mossad”,  inteligencia militar de Israel. “Hacemos cosas que los clubes no pueden permitirse”, revela Zac Ezrati, que en el ejército trabajaba en telecomunicaciones y hoy cubre la zona de la liga italiana.

Un caso concreto de la acción de Im-Scouting fue relatado por su mismo creador en una entrevista concedida al diario italiano Corriere della Sera . La acción, revelada al público el 09/01/2011, es narrada por el mismo Zeev: “Hace algunas semanas recibimos una llamada del Chievo de Verona: ‘¿Qué decís vosotros de este Shechter que hemos visto en Austria?’ Nuestros espías se pusieron a investigar. Preguntas aquí y allá, algún  sondeo local y revisión de archivos. “Más algún truco que no podemos revelar”. Por fin hemos expedido a Verona once páginas de dossier. Allí se ve aquello que Shechter tiene en el cuerpo- las presentaciones clínicas, los puntos débiles (dolor en el lado derecho de las espaldas), los infortunios (menisco)- y aquello que tiene en la cabeza: Comportamiento que muchas veces irrita a los compañeros más antiguos, no le gusta mucho el grupo, tiene un fuerte sentimiento religioso que lo lleva a actos de exhibicionismo. Cuanto ha bastado para desaconsejar la adquisición”.
Reznik sigue la conversación: “No podemos permitirnos errores. A veces nos enteramos de cosas que después llegan a ser de dominio público. Mira, es uno de la liga suiza. Hoy todos saben que tiene problemas de alcohol y que pega a la mujer, porque el caso ha terminado en las páginas de los periódicos, pero antes alguien ha debido descubrirlo”. Ese alguien: Im-Scouting.
Pero, ¿que sentido tiene para un club investigar la vida privada de sus jugadores? ¿Lo que realmente importa no es el rendimiento que éstos tienen en la cancha? ¿No bastaría a un equipo exigir de sus jugadores una postura digna dentro del césped? Esta opinión también la compartían muchos dirigentes de fútbol en el pasado. Pero tal postura, a base de experiencias decepcionantes, ha cambiado mucho, y hoy la relación entre la vida “intra-césped”, y aquella “extra-césped”, cuenta más que nunca. Tanto es así que muchos directores deportivos y entrenadores  no recelan pagar una “módica” suma, que varía entre los quince y los veinticuatro mil euros, a la agencia de Zeev, para saber quiénes realmente son sus “pupilos”.
Casos o escándalos que ilustren  este hecho abundan. Reznik termina su entrevista al noticiero italiano   presentando  justamente  algunos de sus “secretos públicos”: una serie de dossiers modelo, para la publicidad de la agencia. A parte de toda casuística, lo que sí queda claro de la cita con Im-Scouting es que ya no basta ser sólo excepcional con el balón. Para ser futbolista hace falta una vida que avale todo lo hecho en la cancha. Hace falta ser realmente hombres, hombres talentosos e íntegros, hombres con cualidades y valores que respalden tales cualidades.
Un deportista puede ser considerado un educador. Es una figura pública que tiene unas responsabilidades ante aquellos que lo ven, lo siguen y lo admiran. Los clubes saben esto, o a través de malas experiencias lo están aprendiendo. Pero hace falta que los implicados, que los jugadores, no admitan más autogoles en contra de sí mismos, de sus carreras y de sus hinchas. De lo contrario, como hemos visto, dejarán la alfombra verde para calentar la banca, hacer de aguadores o, simplemente, para acomodarse placenteramente en la poltrona y seguir todo desde el canal de deportes.

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