9 de julio de 2012

Aborto y mundo de la imagen

Autor: Fernando Pascual

Quizá tienen razón quienes aconsejan y piden que no aparezcan en público vídeos o fotografías que reflejen la realidad del aborto procurado (ahora mal llamado “interrupción voluntaria del embarazo”).

Quizá tienen razón, porque muchos no soportan ver una injusticia. Porque la sangre hiere nuestros corazones. Porque pensamos que ese hijo pudo haber vivido si alguien hubiera ofrecido alguna ayuda. Porque los delitos parecen más crueles si son exhibidos en imágenes.

Sí, quizá tienen razón, porque la sociedad no puede ver pasivamente la destrucción de la vida de un ser indefenso. Porque los fotógrafos y los técnicos de la imagen tienen derecho a no usar de su saber para filmar un acto homicida. Porque las páginas de internet y de la prensa ya están atiborradas de violencia como para poner fotos y vídeos de embriones y de fetos despedazados.

Duele ver, duele presenciar, duele abrir los ojos ante la realidad del aborto. Duele, sobre todo, reconocer que la imagen no puede decir todo lo que pasa, todo lo que vive, todo lo que sufre y sufrirá una madre que decidió, o fue “obligada a decidir”, eliminar a su propio hijo antes de nacer.

Quizá algún día las representaciones visivas del aborto sean prohibidas en el mundo de la imagen (internet, televisión, revistas). Pero sólo tendría sentido tal prohibición si también ese día todos los hombres y mujeres de buena voluntad se comprometieran seriamente para ayudar a las madres en su maternidad, para defender la vida de sus hijos, para terminar con la violencia del aborto, para cancelar las leyes que lo hacen posible y lo fomentan.

Será, entonces, un día hermoso, porque desde ese momento miles de niños que hasta entonces dejaban de existir por culpa del aborto tendrán ahora la oportunidad de nacer, de jugar, de reír y llorar, de decidir su futuro. Podrán saber lo maravilloso que es ser amados y amar, y lo hermoso que es poder decir gracias a quienes les apoyaron al ayudar a sus madres durante los meses de embarazo y en los primeros años de su existencia terrena.

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