27 de abril de 2015

Oraciones, no chismes




Autor: Celso Júlio da Silva

En la audiencia general del 25 de marzo de este año 2015 el papa Francisco abordó el tema del Sínodo sobre la familia. Recordó que el trabajo sinodal debe ser realizado por parte de todos a la luz del modelo de la Sagrada Familia, dentro de la cual el Hijo de Dios se hizo carne. Además, bellísima es la oración propuesta por el Santo Padre, con la que todo cristiano está llamado a colaborar en el camino del trabajo sinodal.

A cierto punto de su alocución despuntó algo precioso: ¡pido oraciones, no chismes! Francisco es enemigo tajante de los chismes. Todos sabemos cuántas marejadas de chismes se levantaron en la primera sesión del Sínodo, que, en definitiva, fueron tergiversaciones de determinados temas sobre todo de parte de quienes lucían de espectadores, sin conocer a fondo lo que se habló en la sala sinodal.


Algo similar a lo que ocurrió con el Concilio Vaticano II que -como bien expresó Benedicto XVI en el libro “Luz del mundo”-: todos opinan e interpretan mal o a medias el Concilio quizás porque pocos leen los documentos emanados de este.

Delante del peligro de la tergiversación, el Papa Francisco pide oración, no chismes. Nos llama a la oración por la familia de nuestro tiempo. Oración como arma eficaz para luchar por la belleza y la integridad sagrada de toda familia en medio de los oleajes destructores que frecuentemente la azotan.

El chisme siempre suele darse cuando quien por miedo o ignorancia ve y juzga superficialmente desde fuera o desde lejos, terminando por opinar o criticar sin fundamento, o de espaldas por miedo a la verdad.  El chisme nunca nace desde dentro, desde una comprensión veraz e íntegra de los hechos, por lo que la tendencia humana es precisamente a la tergiversación, como advierte el Papa.

En cambio, la oración nos hará mucho bien. La oración es algo constitutivamente cristiano, el chisme no. La oración siempre une, embellece y enriquece a la familia desde dentro de nuestras propias relaciones familiares. Por eso seguramente fortalecerá e iluminará tanto el trabajo del Sínodo como las mentes y los corazones de los que en primera fila están llamados a encontrar nuevos guías y proyectos para proteger y fomentar con creatividad cada familia, bajo la luz de la Sagrada Familia de Nazaret.

En fin, el chisme es tristemente destructor. La oración es, en cambio, creativa.

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