18 de noviembre de 2019

Sócrates en los foros


Autor: Fernando Pascual

-Amigo Sócrates, ¿dónde has estado estos últimos 10 días?

-Estuve en internet, de visita en algunos foros, ilustre Lisias.

-Foros, internet, ¿qué nuevo deporte es ese?

-Los foros son un sistema de participación, por escrito y a través de conexiones telefónicas o parecidas, en el que cada uno puede crearse una identidad, escribir sus ideas, y discutir con otros foristas.


-Parece ser una actividad interesante y formativa.

-Sí y no. Depende mucho de los participantes. Hay foros en los que la gente sólo dice lo que siente, pero sin grandes ideas, o con ideas demasiado confusas. Otros en los que se repiten una y otra vez los sofismas de siempre. Otros en los que los foristas inician con saludos muy amables y terminan insultándose...

-O sea, hay foros para todo. Pero, ¿se aprende algo de este invento?

-También depende de quién entra y de cómo entra. En algunos foros, es fácil distinguir entre dos grupos de participantes: “preguntadores” y “maestros”. Los primeros lanzan sus dudas a la computadora y, de la computadora, a todo el mundo. Los “maestros” buscan responder. Los problemas empiezan cuando se pelean, en público, dos maestros.

-Debe ser un espectáculo apasionante.

-Sí, tanto que estuve dos noches enteras sin dormir. Pero al final acabé un poco desilusionado. Hay quienes empiezan con argumentos muy interesantes. Pero se impacientan en seguida, y pasan a los ataques personales. “Yo dije... tú dijiste... te has contradicho cien veces... ¿De verdad has superado los exámenes de primaria?”. Y suben de tono hasta llegar a insultos nada agradables.

-Entonces, los foros son como la vida, pero sin estar en la misma casa.

-Pues sí. Hay familias en las que los esposos dialogan con calma, saben resolver sus problemas poco a poco, se piden perdón si ha habido alguna palabra de más... En otras familias, en cambio, los esposos se pelean, se gritan, se insultan... Así, algo parecido, ocurre en los foros. Sólo que sin mirarse a la cara. Además, los foristas discuten ante cientos o miles de curiosos que entran simplemente para ver lo que pasa.

-¿Y no sentiste tentación de entrar a discutir en algún tema?

-Tuve tentaciones enormes, querido Lisias. Pero Jantipa estaba preocupada por el hijo más pequeño, y quería que saliese a pasear con ella y con él. Además, dice que ya tengo bastante con ir al gimnasio para discutir contigo, con Critón, con Platón, y con todos los demás jóvenes que desean profundizar temas importantes.

-Entonces, perdiste tu tiempo al ver tantos foros.

-No lo creas. Me convencí de que existen tantos tipos de personas, tantos modos de hablar, tantos errores en las conversaciones, tantas buenas voluntades y tantos engaños en el mundo de los hombres...

-¿Por ejemplo?

-Hay quienes entran con una pregunta inocente pero llena de malicia. Apenas pueden, dividen a los participantes, provocan una discusión absurda, y terminan yéndose como si fuesen víctimas cuando eran verdugos...

-Mala gente debe ser quien actúa de esta manera.

-Hay otros, en cambio, que buscan llegar a la verdad, que ven el lado bueno de los argumentos y de las personas, que perdonan y que piden perdón. Sobre todo, que respetan y que saben ser educados. Crean un ambiente maravilloso, y con esos sí me gustaría poder participar.

-Hombres y mujeres con tantas cualidades deben ser raros en los foros. Entiendo por qué no te tiraste al agua... o a las conexiones electrónicas.

-Buenos foristas son raros, tienes razón. Pero si hay gente así, podemos aprender mucho de ellos y con ellos. Por cierto, llega la hora de la cena. Mi esposa tiene preparado un cocido especial. Si quieres acompañarnos, hablaremos hoy de la justicia doméstica. Ya sabes que ahora todos tenemos que participar en los asuntos de la casa. Así que te esperamos.

-Te agradezco, Sócrates, la invitación. Siempre da gusto entrar en una familia donde esposo y esposa se reparten las tareas. Oye, ¿no crees que ese sería un buen tema para un foro de internet?

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