14 de abril de 2014

A un sacerdote

Autor: Navegando entre ideas / anónimo

Un sacerdote recibió un mensaje y pidió permiso para publicarlo. Aquí lo recogemos en el contexto de estos días de la Semana Santa.

“Levante su alma, no se desanime. No viva más con miras a este mundo sino, más bien, con el deleite del mundo venidero, disfrutando de Él ya desde ahora. Pues esta no es nuestra casa ni nuestro destino final. Permita que su espíritu nos alumbre y florezca. No tema.


Necesitamos tanto de la sal de la tierra. Usted es sal y es luz en nuestras vidas. El tiempo en que usted ame será el tiempo mejor usado. Reanime esa llama de amor en su corazón y permita que el Espíritu Santo le guíe. Los sacerdotes son tan necesarios para el mundo.

Sabe, tengo una teoría. Está basada en todo lo que he estado viendo a mi alrededor. El demonio está deprimiendo a todos nuestros sacerdotes para bloquear el gran trabajo que hacen con las almas. Por favor, Padre, no pierda la fe; no pierda las esperanzas. Sepa que yo rezo por todos ustedes y por sus intenciones todos los días.

Que la bendición de Dios esté sobre usted...

Que Dios le mantenga seguro si está en peligro.
Que Dios le guíe en Su camino de amor.
Que Dios le apoye en el peligro o la adversidad.
Que Dios levante su corazón cuando se sienta deprimido.
Que Dios le consuele cuando se sienta solo.
Que Dios le dé fuerzas cuando esté débil.
Que Dios le lleve a casa cuando esté perdido.
Que Dios le rodee de amorosos cuidados, siempre.

Usted es sagrado, es elegido, es amado y es bendecido”.

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