Autor: Álvaro Correa
Una de las preguntas que más vibran en nuestros tímpanos es la siguiente:
“¿Cómo estás?” o “¿cómo te va?”
Nuestra respuesta no es demasiado variada; oscila entre tres simples palabras:
“bien”, “mal” o “regular”.
Lo interesante sería averiguar en qué nos basamos para llegar a la
conclusión. Y es que si se trata de un personaje vanidoso que sólo piensa en
aparecer en las primeras páginas de las revistas, responderá que le va “mal”o
“regular” cuando juzgue que no se le inciensa como a un semidiós.
Por el contrario, una bondadosa abuelita, que se desgasta vendiendo verdura
en el mercado, responderá que “bien” si ha logrado conseguir unas monedas más
para ayudar al sustento de sus hijos y nietos.
A propósito de esta sensación de bienestar, corre por Internet la lista de
diez señales que podrían indicarnos que nos va bien en la vida: 1º Tienes un techo
sobre la cabeza. 2º Has comido hoy. 3º Tienes un buen corazón. 4º Deseas buenas
cosas a los demás. 5º Tienes agua limpia. 6º Alguien se preocupa por ti. 7º
Perdonas a los demás. 8º Tienes ropa limpia. 9º Tienes fe. 10º ¡Respiras!...
Digamos que han gustado estas pautas porque nos ayudan a apreciar el valor
de los detalles. Pero es igualmente valioso el camino que nos abre para añadir
señales muy personales que sostienen nuestra propia vida.
Piensa un momento, ¿qué detalle de tu vida te hace feliz? No dejes de dar
gracias a Dios, que es grande en lo pequeño.
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